La teoría del accionista, pierde vigencia y actualidad frente a los grupos de interés, la realidad actual y la búsqueda de impacto de las organizaciones en la actualidad.
Nuestro primer artículo abordó temas generales, sobre las dificultades más frecuentes encontradas en nuestra interacción con las empresas y la idea necesaria de comenzar a transitar el camino hacia la sostenibilidad; en el segundo, dimos a conocer un poco más sobre nuestra empresa, las apuestas y motivaciones que nos mueven, así como los roles que BA+ asume con las empresas para ayudar a accionar la sostenibilidad dentro de la organización.
Este tercer artículo, trata con un poco más de detalle, una rápida semblanza de la historia y la justificación de integrar la sostenibilidad en las organizaciones. Por lo cual, contextualizaremos de forma muy general la sostenibilidad y abordaremos un par de sus principales temáticas.
El objeto de este articulo y los subsiguientes será familiarizar a quien lo lee con los aspectos básicos que considera la sostenibilidad en la organización y generar al mismo tiempo un criterio, que perfectamente puede ser verificable a través de las referencias utilizadas.
Aunque el movimiento sostenible tiene una historia más profunda y larga, nos vamos a referir específicamente al nacimiento del concepto del Desarrollo Sostenible, el cual se instrumentaliza a través del Informe Brundtland en 1987 (Nuestro Futuro Común Publicado por Naciones Unidas), y que es asumido como la definición de desarrollo sostenible que HOY todos conocemos: “El desarrollo que satisface las necesidades de las presentes generaciones sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones de satisfacer sus necesidades” (WCED, 1987, p. 16) “.
Esta declaración es una respuesta concreta, probablemente indirecta, a los postulados que años antes emitiera el famoso economista Milton Friedman, quien, a través de su teoría del accionista, afirmo lo siguiente sobre las empresas: “La única responsabilidad de una empresa es aumentar los beneficios para sus accionistas “
Al margen de aspectos sobre la intencionalidad de Friedman, este texto y su afirmación modificaron permanentemente y hasta nuestros días, la forma en que las empresas asumían sus relaciones y compromisos en relación a lo “social” y lo “ambiental”.
En palabras sencillas, esta teoría desvincula y desmonta el papel social y ambiental de la empresa, dejándola como un ente cuya finalidad debe ser producir exclusivamente riqueza para sus dueños o accionistas, despojándola de cualquier otra responsabilidad. La ciencia económica, luego denominó los problemas (ambientales y sociales) que se generaban por la adopción de este comportamiento, como una “externalidad”[1] o problemas externos a esa producción de riqueza.
Este pensamiento potenciado por mercados cada vez más competitivos, indicaba que, para alcanzar una mayor rentabilidad, deberían ser eliminados o disminuidos todos los costos y gastos empresariales determinados como innecesarios; de esta forma los accionistas o dueños recibirían mayor dinero por sus inversiones. En este sentido el papel de los gerentes, se reducía a maximizar la utilidad a través de la acción empresarial, como objetivo único.
En esa época, las decisiones individuales de las empresas e industrias, el modelo competitivo imperante, se alinearon con esta forma de pensamiento, generando una multiplicación de formas económicas, sociales y ambientales de explotación, relacionados con resultados económicos de corto plazo:
- Tercerización mal paga de empresas y personas,
- La precarización de los pagos a trabajadores,
- La utilización de trabajadores no aptos o calificados para el trabajo (Niños, mujeres, personas en discapacidad, etc),
- Utilización y explotación desmedida de los recursos naturales
- Minimización de los gastos relacionados con bienestar del empleado, seguridad social, etc
- Disminución de los gastos en seguridad, estructuración de procesos, calidad, sanidad, etc
- Reducción de gastos y costos relacionados con la mitigación contaminación y los impactos ambientales
Este modelo fue replicado en todo el mundo, y fue apoyado e impulsado por legislaciones y gobiernos complacientes. La circulación del capital a nivel mundial, dependía entonces de encontrar esas condiciones ideales de inversión en cualquier geografía, donde pudieran ser generadas esas ganancias sin considerar las “externalidades”. Durante los años 70s, 80S y 90s, este modelo se profundizó y perfeccionó, no sin múltiples manifestaciones y teorías contrarias. En esas épocas la medición del desarrollo de los países se cuantificó tomando exclusivamente la generación de riqueza económica como medición y esta se conoce como PIB (Producto Interno Bruto).
Aparecieron después teorías relacionadas, que planteaban otros tipos de aproximaciones, entre las que se encuentra La teoría de los Grupos de Interés (Stakeholders) cuyo postulado era que la capacidad de una empresa para generar riqueza sostenible de largo plazo está determinada por sus relaciones con sus grupos de interés (Freeman, 1984).
Hacia 1996, surgió la norma ISO 14000, como una familia de estándares y certificaciones que buscaban reducir el impacto ambiental derivado de las actividades productivas de las empresas.
Ya con serios indicios de deterioro ambiental y social, y entendimiento claro que no sólo la riqueza económica generaba condiciones de desarrollo, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el año 2000, comenzó a plantear unos principios de elección abierta denominados los Objetivos de Desarrollo Del Milenio (ODM), los cuales contemplaban unas generalidades ambientales y sociales, que las empresas deberían adoptar para ser social y ambientalmente responsables.
Hacia 2010 apareció la ISO 26000 que se convirtió en la primera guía que comprendía aspectos sociales y ambientales en un sólo documento enfocado hacia la adopción y acción empresarial. A partir de ella, las empresas podían adoptar sus principios de forma voluntaria a través de la denominada Responsabilidad Social Empresarial (RSE).
Luego de la primera experiencia con los ODM (2000), en la cual no se alcanzaron los resultados inicialmente delineados, se desarrollaron en 2015 los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que buscaban aterrizar los aprendizajes y experiencias de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, generando una vinculación más fuerte con gobiernos y empresas; y de forma paralela, se abrió la opción de que las propias empresas se vincularan más formalmente a los esfuerzos, a través de Pacto Global (Global Compact) y Foro Económico Mundial (WEF), por medio de la creación de guías, información y capacitaciones para empresas, buscando integrar los principios sostenibles y llevar a la práctica los planteamientos de los ODS.
Estas instancias le dieron alcance y relevancia a la teoría de los Grupos de interés, haciéndola más cercana, vigente y fácil de implementar para las empresas.
Esta teoría de los grupos de interés (aspecto fundamental de la sostenibilidad), incorpora nuevamente las consideradas “externalidades” económicas, ambientales y sociales como parte integral de la actividad económica empresarial y de la gestión gerencial, ya que los impactos que la actividad económica presenta pueden generar, de no gestionarse, riesgos en la operación, la permanencia y continuidad de las empresas en el tiempo. Así, que el termino sostenibilidad, también se vincula con la permanencia en el tiempo y validez organizacional a nivel de su comunidad de referencia.
La identificación de los grupos de interés y su vinculación a la actividad empresarial, determina hoy un importante insumo dentro la estrategia de las empresas de cualquier tamaño y reafirma que la actividad económica se genera en conjunto con una sociedad donde se enmarca, que al mismo tiempo genera ventas e ingresos que benefician a sus dueños e inversionistas, y que, a su vez, a través de la acción empresarial deliberada beneficia a los empleados, las comunidades, los territorios, etc.
Es la forma en que la acción empresarial se convierte en una acción de impacto para la propia empresa, para la comunidad y sociedad donde opera. Esa vinculación, genera nuevos lazos, nexos y ventajas para las empresas y la sociedad en general.
La inclusión de aspectos adicionales a la producción de renta dentro de la gestión de las empresas es el objetivo fundamental de la sostenibilidad hoy en día, y basados en los desarrollos normativos a nivel mundial serán aspectos que en un futuro cercano impactarán claramente el acceso a mercados de exportación, y por ende la capacidad de las empresas de competir y ser productivas.
Para finalizar y en términos simples, la teoría de los Grupos de Interés y su implementación, ayuda a las empresas a retomar la razón fundamental de su existencia, generar bienestar para todos como parte de su acción cotidiana.
Ba+
[1] Tomado de https://economipedia.com/definiciones/externalidad.html: Las externalidades son efectos secundarios (buenos o malos) que se producen cuando una persona o una empresa realiza una actividad y no asume todos los costes de la misma, o todos los beneficios que le podría reportar.
En el siguiente artículo, ampliaremos el concepto de aspectos importantes para la empresa y grupos de interés, que denominamos Aspectos materiales o materialidad, que deberían determinar la acción empresarial, tema que genera especial dificultad de entendimiento y abordaje hoy en día en las empresas.